La ola de frío con que comenzó este mes de febrero nos animó a retrasar la fecha de la visita de Pilar con nuestros especialistas en redes sociales y, visto el tiempo que ha hecho a finales de mes, estuvo bien retrasar la fecha: hemos tenido la oportunidad de pasar un día prácticamente primaveral, tanto que al llegar a Dicastillo apetecía estirar las piernas y aprovechar la mañana paseando por los jardines del Palacio así que empezamos a andar y al llegar a la finca de endrinos comprobamos las consecuencias de la falta de lluvia: la tierra totalmente seca, esponjosa y suelta por efecto de las heladas, los pies se hunden como en la arena de la playa y es que llevamos prácticamente sin lluvia desde la primavera pasada, todavía recuerdo cómo durante la recolección nos sorprendimos con unos arañones cubiertos de polvo y tierra por la ausencia de lluvia que los limpiara, eso sí ningún problema porque nosotros siempre lavamos los arañones antes de macerarlos, pero para problema el de Madrid porque según nos cuenta Víctor lo que la falta de lluvia deja sucio y no hay quien lave es el aire, quizás por eso hoy les veo respirar hondo aprovechando el aire puro de las faldas de Montejurra y así, disfrutando del aire limpio, subimos hasta el Palacio y luego volvemos cruzando el viñedo, un corto paseo de esos que Dani llama ir al monte pero como de lo que trataba es de hacer un intensivo de pacharán nos metemos en la sala catas y nos montamos un taller de cata con los pacharanes más vendidos en el mercado: es conveniente comparar para comprobar lo bueno que es Zoco; después Iñaki nos ha preparado, como es norma de la casa, una comida sana y ligera porque que nadie venga a Tierra Estella a decirnos que el gorrín no lo es y luego lo mejor, que la sobremesa en Berezko Etxea es insuperable: una buena copa de pacharán y mucha conversación, tanta que al final casi tenemos que salir corriendo para no perder el tren a Madrid, se ve que no tenían muchas ganas de volver a la capi, y al final casi se nos olvida hablar del endrinismo pero Luke nos lo explica: endrinismo es una forma de entender la vida, pasar un buen día con los amigos, disfrutar del campo, la vida sana, comer algo sano y tradicional para terminar la jornada con una larga sobremesa tomando un buen pacharán para animar la conversación; Rosana me mira pero no, yo no me sorprendo porque hace ya tiempo que me di cuenta de que la gente de marketing no suele inventar cosas, lo suyo es tomar prestada una idea o concepto que ya existe y ponerle un nombre, ya sé que puede parecer poca cosa pero no, es una labor muy necesaria: necesitamos poner nombres a las cosas, más todavía a las ideas y conceptos porque sino es como si no existieran.
Gracias a ellos ahora sé que existe el endrinismo. Y cuando miro de frente al espejo veo un endrinista.